sábado, 23 de octubre de 2010

San Pedro de Cáceres

Por la época del rey Arturo, en la ermita de San Pedro de Cáceres, había un clérigo que se dedicaba a copiar los documentos religiosos de su ermita. Tenía un buen trabajo hecho: una biblia y seis poemas antiguos. En cuanto terminase con éste, estaría libre para descansar un poco pero se le estaba haciendo especialmente empalagosa este poema dedicado a César, antiguo rey de Roma.

Había copiado muchos documentos; entre ellos unos escritos que habían llegado misteriosamente a Portugal, pues decían que eran de una tribu del continente de la jungla, y predecían el final del mundo hacia el año 1390 del calendario musulmán.

Antes de irse a dormir, al despertarse y después de cada comida rezaba a San Pedro un padrenuestro, un Avemaría y un par de oraciones dedicadas a él. Según la Biblia, San Pedro de Cáceres había salvado a un niño de unos depredadores llevándolo a hombros a través de un río lleno de pirañas. La hazaña le costó el pie derecho, que más tarde acabó por infectarse, pero por su su desconocimiento en lo relacionado al arte de la amputación, acabó en una gangrena que le costó la vida. A pesar de ésto fue un héroe reconocido.

En un ataque moro desde Portugal, saquearon la iglesia, pero nuestro clérigo salió vivo con el tríptico que simbolizaba a san Pedro de Cáceres. Tuvo que vivir en el bosque durante dos largos años, confiando en San Pedro. Hubo una vez que dejó de confiar en San Pedro, porque veía que su vida sólo empeoraba, pero vió una señal y dedujo que tenía que ir a Toledo, capital de la antigua España.

Cuando llegó a Toledo, hizo famoso a San Pedro de Cáceres gracias a que anunció que su ermita había sido asediada, ya que era información vital para el ejército español. Le construyeron una ermita como la suya a las afueras de la ciudad y alcanzó muy buen rango.

Un día mientras que rezaba, le vino un pensamiento fugaz y reparó en que San Pedro de Cáceres no había hecho nada por él, por lo cual interrumpió su rezo y fue a hablar con el párroco de la Catedral principal. En mitad de la conversación, entró un tipo disfrazado y apuñaló al clérigo.

Más adelante se supo que había sido un atentado contra el párroco de la Catedral de Toledo, pero el clérigo, murió sin saber que realmente San Pedro le había matado para que no sufriese como él, pero en este caso era de tuberculosis.

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