Earl era un gran amigo pues siempre ayudaba cuando podía y la mayoría de la gente le dejaba tirado. Después de conocerle, me di cuenta de que era una persona como yo, harta de la vida.
Siempre pasaba por las mañanas y lo veía allí, aburrido de hacer siempre poses para atraer a la gente. Al cabo de dos meses vi una actitud que me hizo gracia y le eché una moneda de diez céntimos, cuando me habló sin apenas moverse:
-Muy poca generosidad para tres meses- dijo, y me sorprendí bastante-...Me llamo Earl-
Me despedí como pude y me fui a casa. A partir de ahí me saludó todos los días y aunque yo pasaba de él, seguía. Se convirtió en algo normal hasta que me despidieron por quedarme dormido por culpa de una noche de insomnio. Pensé "Se acabó todo", y cuando volví a casa estaba allí.
-¡Hola!-
-Hola-
-Por fin me hablas. Te ha costado, ¿eh?-
-Bah... Puedes venirte a casa si quieres-
-Te han despedido, ¿no?-
-Pues... Sí ¿Te vienes entonces?-
-No, no, que hoy el negocio está hasta arriba-
-Ja,ja. Como quieras-

Al cabo de un año o así, ya había vuelto a trabajar, pero con otro punto de vista. Entonces era bibliotecario y escribía. Pasaban los días y cuando escribí mi primera novela me despidieron de la biblioteca por ordenar mal justo unos libros que no me habían explicado.
El primer libro había sido un éxito, lo supe y a la mañana siguiente que me desperté, me abroché el cinturón en el agujero más flojo, me até los botones de la camisa dejando a la vista el vello y me lavé el pelo. Esta vez no me dirigía a mi trabajo, sino a ver a Earl. Pero ya no estaba. Entonces lo comprendí, Earl me había ayudado a ser optimista y mirar al frente, después de todo él era pobre y veía todo mucho mejor que yo. Me había salvado de una bancarrota y había encontrado mi verdadera vocación: escribir.
Me llamo Earl es una seria de la sexta,¡COPIOTA!
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